La cueva de Cosquer tiene una de las historias más dramáticas de la arqueología reciente. Es una cueva cuya entrada ha quedado sumergida por el ascenso de las aguas desde los tiempos paleolíticos, pero cuyas salas principales están por encima del nivel del mar.
Fue descubierta en 1985 por el submarinista Henri Cosquer, que lo mantuvo en secreto, realizando visitas privadas, hasta que en 1991 se produjo un accidente mortal que sacó la gruta a la luz pública.
Una de las particularidades de Cosquer es la presencia en sus representaciones de animales marinos, escasos en las restantes cuevas. Lo que vemos en esta imagen se cree que son medusas.